viernes, 10 de febrero de 2012

Nuestros ancestros tenían un sexto sentido.

A partir de datos obtenidos a lo largo de más de 25 años de investigación revela que el 96% de los vertebrados, incluido el ser humano, descienden de un ancestro con un sexto sentido especializado en detectar campos eléctricos. Hoy solo los tiburones, los peces espátula y algunos otros vertebrados lo conservan, y normalmente lo utilizan para detectar presas, comunicarse y orientarse en el agua.

Según concluyen los autores del estudio, aquel ancestro común era probablemente un pez marino depredador con buena vista, mandíbulas y dientes, y un órgano sensorial, la línea lateral, para detectar movimientos en el agua. El animal vivió hace 500 millones de años y de él descenderían la inmensa mayoría de las 65.000 de las especies de vertebrados que existen en la actualidad.

Algunos vertebrados terrestres, como el axolotl mexicano, conservan la capacidad de electrorecepción. De hecho, esta especie de salamandra es el mejor modelo para el estudio científico del “sexto sentido”. Sin embargo, para el resto de reptiles, así como para los pájaros y los mamíferos, la adaptación a la vida en tierra firme supuso la pérdida del “electrosentido”.


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